Un paso al frente…Mar.
Vamos todos, a inscribirnos en el Servicio Militar Obligatorio, para que en una eventual amenaza de ataque a la Nación venezolana, preparados nos encuentre, y así, poder ostentar con orgullo el uniforme de combate verde oliva. Alguien de esos que suelen razonar con la lógica ajena y de mente esterilizada, tal vez se pregunte así mismo: ¿Preparados para combatir contra quien? A ese le decimos lo siguiente: para resistir contra el invasor que hoy más que nunca, está metido hasta los tuétanos dentro de nuestros espacios y demás adyacencias, acondicionando el clima propicio para dar el zarpazo físico y final. Por ahora, tan sólo se conforma con su obscena práctica mediática de revestida tecnología de punta, siendo esta su arma preferida de doble calibre.
Dicen que al sonar el clarín de la Patria, hasta el llanto de la madre calla. En este caso, la madre es la Patria, que estupefacta seca su llanto, al ver el arrojo con que sus hijos la defienden. Los hijos agradecidos le dirían a su adorada madre, tal como el verso aquel del insigne José Martí: “Mírame, madre, y por tu amor no llores: si esclavo de mi edad y mis doctrinas, tu mártir corazón llené de espinas, piensa que nacen entre espinas flores”.
Al insaciable Drácula del Norte, no le serían suficientes todas las noches, para beber la sangre mestiza que corren por las venas de nuestros nobles pueblos, no obstante, para ventaja nuestra, este vampiro no podrá sumar los amaneceres a su funesto calendario; ya que el radiante sol de un cielo soberano, le quemarían las ojerosas pupilas; y sin digerir la sangre indebidamente sustraída de todas las despensas humanas, ha de regresar a su sombría capsula del sueño eterno, de donde no debió salir jamás.
Si el capítulo final de esta amenaza latente a nuestro hogar, se llegase a materializar físicamente, no faltaría algún apátrida que en su interior piense: “yo mejor me voy a casa”. Dice José Martí: ¿Que casa? En tierra ajena no hay casa. Fin de la cita. O quizá piensa que escalando la loma más alta, las turbulentas aguas de un tsunami hostil, tal vez no le quebranten su frágil y pálida humanidad, equívoca decisión, el rapaz intruso del Norte no da tregua, le privaría hasta del oxigeno que respira, su especialidad consiste en estigmatizar toda causa justa, hasta el punto que, mañana incomodo con nuestro tenaz resistir, no vacilaría en tildarnos de narco- resistencia,
Los comandantes de las criollas arenas revolucionarias, nos han inculcado la mística de acrisolar la tierra que nos brotó de sus entrañas.
Vamos pues, todos los venezolanos respetuosos de las leyes, los deberes y en especial de la libertad, alistarnos en la Circunscripción Militar más cercana a nuestras casas.